viernes, 4 de diciembre de 2015

100 años de culto al maquillaje

Esta industria lleva un siglo empoderando a las mujeres a través de la expresión de su belleza.

Está en tendencia el 'look' natural centrado en la piel.
Foto: Mauricio León / EL TIEMPO
Polvo de carbón, vaselina, aceite de semillas de algodón y de azafrán fue la mezcla con la que Mabel Williams quiso enmarcar su mirada para atraer al hombre que amaba en 1915. Lo puso en una cajita metálica y se lo aplicó con un cepillo de dientes en sus cejas y pestañas, así apareció una de las primeras pestañinas.
Su hermano vería en esto una gran oportunidad de negocio y así nacería la marca Maybelline.
Sin embargo, a finales del siglo XIX, un perfumero francés, Eugène Rimmel, ya comercializaba una mezcla similar a la de Williams en Europa, y de allí se originaría el nombre rímel, como relata Pablo Briand, documentalista argentino amante de la historia de la belleza.
Además, esta innovación no vino sola y por la misma época el estadounidense Maurice Levy, en su afán por volver más práctica la aplicación del pintalabios, ideó una barra labial en una plataforma con empaque metálico que iba deslizándose a medida que se iba gastando; lo que se convertiría en la presentación más reconocida de este icónico producto de belleza.

De esta manera, la popularidad que alcanzaron en Estados Unidos los inventos de Mabel y Levy, fueron el inicio de algo más grande. Una revolución femenina a través del maquillaje que trajo cada vez más productos, tonos, looks y tendencias, para “empoderar a las mujeres y darles la seguridad de expresarse a través de su belleza”, asegura Elvira Serra, directora de marketing de L'Oreal lujo.

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