miércoles, 25 de junio de 2008

ROJOS CONTRA EL MUNDO.


Así podríamos titular lo acontecido en el Estadio Cuzcatlán de la Rep. de El Salvador el pasado domingo, usando nuestro seleccionado panameño de fútbol enfrentó a su similar salvadoreño en las eliminatorias hacia el Mundial 2010.

Pudierámos haber escrito antes, pero queríamos esperar que los ánimos se calmaran y que la tristeza que aún hoy sentimos en todo el territorio nacional se fuese transformando en la determinación de seguir adelante y unidos con nuestra Sele.

Ese día y aún los transcurridos después, he podido ver - y espero que muchos otros también - que frente a tan fatídica experiencia; Panamá pese a los problemas sociales y económicos y a pesar de las diferencias políticas; emerge como un solo pueblo, bajo una sola bandera y con alto sentido de Patria - que ojala emulemos en otros aspectos de la vida nacional - para simplemente decirle al mundo: que la Marea Roja no se rinde! Sigue con su selección.

Como cristiano sé, que en ocasiones Dios permite que enfrentemos ciertas situaciones adversas, solo para que aprendamos una lección o para fortalecer nuestro carácter y luego, en una próxima oportunidad avanzar con certeza.

Panamá en el Cuzcatlán, no solo se enfrentó al equipo salvadoreño sino a unos fánaticos salvadoreños violentos y hasta algunos inadaptados, un árbitro cuyo profesionalismo quedo en tela de duda y por si fuera poco con las malas decisiones de su propio director técnico. ¡Pero diganme! que cosa en la vida que valga la pena, no encuentra tanta oposición?

Ya no hablemos más de esto, que las autoridades correspondientes presenten las quejas y los procesos legales. Se requieren cambios profundos en el manejo gubernamental y gremial del deporte.

MAREA ROJA ADELANTE!

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