Por: Serafín Contreras
Con
cuanta frecuencia confundimos los conceptos vitales de la vida.
Relaciones íntimas de pareja y la manifestación amorosa son elementos
determinantes en las relaciones humanas y de pareja.
Nuestra sociedad ha rebajado la profundidad amorosa a la simple sexualidad.
Cuando
se habla de hacer el amor olvidamos que este ya está hecho. No necesita
hacerse sino expresarse, compartirse en un ambiente de honestidad,
verdad y pureza. Sexualidad
debiera ser la expresión climática de esa relación de intimidad puro y
genuino. Cuando la sexualidad pierde la belleza del amor termina siendo
solo una actividad simplemente erótica y tristemente entre muchos casi
animal.
“Por las noches, sobre mi lecho, busco al compañero de mi vida; lo busco y no lo hallo”. Cantares 3:1
El
Libro de Cantar de los cantares es una literatura bíblica que combina
muy bien el balance entre estas dos expresiones exaltando la belleza de
la intimidad de pareja en su alto más grado de calidad.
La tendencia humana de rebajar el Amor a
la expresión física del sexo ha hecho que muchas personas se sientan
perdidas en medio de un torbellino de perversión o adicción.
Sexo es la gran idea de Dios y un regalo climático para la pareja dentro de la belleza y pureza del amor genuino.
Cuando
se invierten los valores solo nos queda sentir como somos fácilmente
arrastrados por una corriente desenfrenada donde el amor parece hundirse
en el océano de la desesperación. Cuantas mujeres u hombres creyendo
que estaban disfrutando del amor sacrificaron la pureza y la ternura del
amor genuino para sentir un profundo vacio.
El
Libro del Cantar de los Cantares es el manual divino en la Biblia para
el romance, el amor y la sexualidad. Allí no encontramos la
desesperación de la lujuria y la pasión desenfrenada sino el espíritu
del romance y amor puro entre Salomón y la Sulamita.
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