El Senado fue notificado
oficialmente de que el proceso contra la presidenta continúa tras la
aprobación de un informe que la acusa de "atentar contra la
Constitución" y ese trámite supuso el comienzo de la fase final del
juicio instaurado el pasado 12 de mayo.
Mientras se
cumplía el trámite, la convocatoria a manifestaciones para exigir el
retorno de Rousseff al poder del que fue suspendida para responder al
juicio político tuvo hoy escasa respuesta y sólo unos pocos millares de
personas las respaldaron.
El siguiente paso del
proceso será dado el próximo martes, cuando totalmente ajeno al clima
deportivo en que Brasil se sumerge desde hoy, ese informe que pide
despojar del mandato a Rousseff será sometido a una primera votación en
el pleno del Senado.
Esa sesión será dirigida por el
presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, y será realmente
maratoniana, pues se prevé que durará unas veinte horas y concluirá la
mañana del miércoles.
Aunque Rousseff y sus
partidarios insisten en que el proceso es "ilegal" y constituye un
"golpe", todo el trámite es supervisado por el Supremo, que avala su
constitucionalidad y que ahora estará a cargo directamente de la fase
final.
En la sesión del martes, el informe que
propone la destitución de Rousseff será aprobado si cuenta con los votos
de 41 de los 81 senadores, algo que hasta los partidarios de la
mandataria dan como un hecho.
La senadora Gleisi
Hoffmann, del Partido de los Trabajadores (PT) y una de las más
fervientes defensoras de Rousseff, admitió hoy que esa primera votación
en la Cámara Alta "es un juego de cartas marcadas".
Aunque afirmó que el PT "no desiste de defender la democracia", Hoffmann
reconoció que los favorables a la destitución cuentan con mayoría
suficiente para esa primera votación en el pleno del Senado, aunque
afirmó que en la segunda esa situación será "revertida".
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