La emisora turca NTV informó de que esta nueva
orden ha sido comunicada a todos los organismos públicos y que, en la
práctica, se han impedido las salidas al extranjero de los empleados
públicos.
Los medios turcos ya habían informado
previamente de estrictos controles en los aeropuertos del país, que
afectan especialmente a quienes poseen los llamados pasaportes verdes y
grises, un tipo de documentación que reciben los funcionarios de los
niveles más altos de la Administración para viajar a muchos países sin
visados.
Varios afectados por esos controles
declararon a la emisora CNNTürk que están siendo enviados para gestiones
de una oficina a otra en el aeropuerto y que muchos pasajeros están
perdiendo sus vuelos.
También el diario Hürriyet
aseguró que los funcionarios que ostentan esos pasaportes están siendo
sometidos a largos procesos de inspección.
Además, la
Oficina de Hospitales Públicos ha anunciado en un comunicado que quedan
suspendidos todos los permisos y vacaciones de sus trabajadores debido a
"la difícil situación en Turquía".
La cúpula del
poder ha insistido en que tras la asonada está Fethullah Gülen, un
predicador islamista exiliado desde años en Estados Unidos y que cuenta
con muchos seguidores en la Policía y la judicatura turca y distintas
instancias de la Administración.
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