Stephanie Campos Arrieta- Enfoque a la Familia.
Periodista
Con la
profundización de la crisis económica que ha experimentado gran parte de
los países de la región, se ha puesto en evidencia el carácter
solidario que tiene la familia para los miembros que la conforman y el
gran soporte económico y social que representa para la sociedad.
Por sus características y funciones naturales, la familia es ese lugar más próximo que tiene todo individuo para encontrar apoyo, refugio, soporte, consuelo, compresión y aliento. Pero su papel no es solo valioso desde la perspectiva emocional y espiritual. Lo es también –y ha sido demostrado fundamentalmente en momentos de crisis y prueba- como una fuente solidaria de ayuda cuando se enfrenta al desempleo, una situación crítica financiera, una enfermedad transitoria o permanente, o cuando se sobreviene un accidente y se padece una discapacidad.
Ante los problemas económicos y el desempleo
La familia ha demostrado ser el lugar de mayor apoyo cuando un miembro del hogar enfrenta una situación grave de carácter financiero. Las familias son unidades básicas de ingreso, consumo, ahorro e inversión. Si el estado financiero de un miembro del hogar sufre un deterioro o una reducción severa inesperada, los ajustes que se pueden realizar a nivel familiar pueden significar un gran alivio a la economía del hogar. Cuando se pierde el empleo o se encuentran varios miembros del hogar sin trabajo, la familia acoge de manera transitoria a estos miembros, mostrando así ser fundamental para respaldar en esos momentos de congoja financiera.
Se han visto casos en países europeos y latinoamericanos donde muchos jóvenes que se habían independizado, regresan a los hogares de sus padres mientras resuelven una difícil situación económica motivada por el desempleo o la reducción de los ingresos. En otros casos, el ingreso que reciben los adultos mayores debido a sus pensiones, logran sostener por un tiempo determinado las necesidades y responsabilidades familiares, mientras los otros miembros logran encontrar un trabajo y estabilizar sus balances financieros.
Con apoyo, comprensión y unidad familiar, muchos hogares logran superar momentos de crisis y desempleo no esperados.
Principal apoyo para el cuido de hijos pequeños, personas mayores y miembros que presentan alguna discapacidad
Cuando se han realizado algunos estudios que procuran evaluar el nivel de confianza que representan diversas instituciones en la sociedad, la familia siempre aparece en el nivel más alto de los indicadores de confianza. Hace pocos años, la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), realizó una encuesta de juventud a nivel iberoamericano y comprobó que, para casi el 85% de los jóvenes de la región, la familia es el lugar que le brinda mayor confianza y credibilidad.
Este factor de confianza y credibilidad está afianzado en el carácter solidario que tiene la familia cuando se trata del cuidado y crianza de los hijos pequeños. No cabe la menor duda de que, en la mayoría de los casos, cuando se debe escoger el lugar donde los hijos deben permanecer mientras sus padres trabajan, se piensa en primer lugar en dejarlos al cuidado de un pariente cercano, principalmente los abuelos, los tíos, entre otros. Cuando esto no es posible, por supuesto que se recurre a los centros de cuido u otras opciones, pero es al interior de la familia donde los padres sienten naturalmente mayor seguridad y confianza para dejar a sus hijos mientras acuden a sus lugares de trabajo.
Obviamente existirán siempre argumentos a favor y en contra con relación a si se debe o no recurrir a los familiares para que cuiden a los menores de la casa, sobre todo se objeta el traslado que algunas personas le hacen a los abuelos de esta responsabilidad. Se manifiesta que se suele abusar del tiempo y la disponibilidad de los abuelos en esta tarea; sin embargo, con los límites, cuidados y manejos de expectativas y de responsabilidades de cada quien, los abuelos y otros parientes cercanos continúan siendo la opción preferida y escogida por los padres para dejar a los pequeños mientras ellos trabajan. Definitivamente es en la familia donde se siente más apoyo, seguridad y confianza, y seguirá siendo una opción muy importante cuando los recursos económicos son limitados.
En efecto, al papel de seguridad y confianza, se le agrega el del ahorro de recursos, que es fundamental para familias de pocos ingresos y que enfrentan dificultades en estos tiempos de crisis económica. Una vez más, debemos de decir que, con los límites adecuados para evitar los abusos y el traslado de responsabilidades que no le corresponden a ellos, los abuelos y otros parientes representan un soporte de solidaridad fundamental para el cuidado de los pequeños del hogar.
De igual forma, la familia es un soporte muy relevante cuando se trata del cuidado y la atención de las personas mayores o de un miembro que enfrenta alguna discapacidad. Ante la imposibilidad que tienen los Estados de brindarle atención, apoyo y asistencia a todas las personas adultas mayores o que enfrentan alguna discapacidad, la familia se constituye en el principal aliado social para el cuidado integral de las personas dependientes.
Las personas dependientes no estarán en mejores lugares que junto a sus seres queridos, a las personas que aman y que les aman. El significado de la labor solidaria, afectiva, emocional y material que brindan las familias, es gigantesco, y muchas veces no es apreciado y valorado en su verdadera dimensión. El trabajo que brindan los cuidadores de las personas dependientes en el hogar es de gran relevancia y requiere ser respaldado y comprendido. Es de entrega constante y total, de cuidado permanente, de amor incondicional; pero igual desgasta y absorbe física y emocionalmente, por lo que requiere del apoyo e involucramientos de otros miembros de la familia, así como de la ayuda profesional y de la asistencia de las instituciones estatales pertinentes.
La familia es la instancia socio-cultural más importante. Por sus características y funciones intrínsecas y naturales, juega un papel de solidaridad y apoyo que hace que sea la institución de mayor confianza para los miembros que la componen. El hogar es el más relevante soporte económico en tiempos de crisis financiera y desempleo; es el mayor apoyo para las personas con discapacidad, el lugar de mayor seguridad y confianza para el cuidado, crianza y educación de los hijos menores; y es la principal fuente de soporte emocional y material para las personas mayores.
Esta función significativa e indispensable de la familia, requiere más apoyo y respaldo por parte del Estado. El valor solidario que tiene la familia la ubica como una aliada fundamental en la proyección social del Estado. Por eso es que se constituye en una necesidad impostergable el elaborar políticas públicas que fortalezcan la institución familiar para que continúe desarrollando sus funciones naturales y sociales que posibiliten el bienestar de sus miembros y de la sociedad.
Se requieren familias fuertes, estables, funcionales y sostenibles para que continúen siendo soportes de solidaridad que tanto beneficio proporcionan a todos.
Por sus características y funciones naturales, la familia es ese lugar más próximo que tiene todo individuo para encontrar apoyo, refugio, soporte, consuelo, compresión y aliento. Pero su papel no es solo valioso desde la perspectiva emocional y espiritual. Lo es también –y ha sido demostrado fundamentalmente en momentos de crisis y prueba- como una fuente solidaria de ayuda cuando se enfrenta al desempleo, una situación crítica financiera, una enfermedad transitoria o permanente, o cuando se sobreviene un accidente y se padece una discapacidad.
Ante los problemas económicos y el desempleo
La familia ha demostrado ser el lugar de mayor apoyo cuando un miembro del hogar enfrenta una situación grave de carácter financiero. Las familias son unidades básicas de ingreso, consumo, ahorro e inversión. Si el estado financiero de un miembro del hogar sufre un deterioro o una reducción severa inesperada, los ajustes que se pueden realizar a nivel familiar pueden significar un gran alivio a la economía del hogar. Cuando se pierde el empleo o se encuentran varios miembros del hogar sin trabajo, la familia acoge de manera transitoria a estos miembros, mostrando así ser fundamental para respaldar en esos momentos de congoja financiera.
Se han visto casos en países europeos y latinoamericanos donde muchos jóvenes que se habían independizado, regresan a los hogares de sus padres mientras resuelven una difícil situación económica motivada por el desempleo o la reducción de los ingresos. En otros casos, el ingreso que reciben los adultos mayores debido a sus pensiones, logran sostener por un tiempo determinado las necesidades y responsabilidades familiares, mientras los otros miembros logran encontrar un trabajo y estabilizar sus balances financieros.
Con apoyo, comprensión y unidad familiar, muchos hogares logran superar momentos de crisis y desempleo no esperados.
Principal apoyo para el cuido de hijos pequeños, personas mayores y miembros que presentan alguna discapacidad
Cuando se han realizado algunos estudios que procuran evaluar el nivel de confianza que representan diversas instituciones en la sociedad, la familia siempre aparece en el nivel más alto de los indicadores de confianza. Hace pocos años, la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), realizó una encuesta de juventud a nivel iberoamericano y comprobó que, para casi el 85% de los jóvenes de la región, la familia es el lugar que le brinda mayor confianza y credibilidad.
Este factor de confianza y credibilidad está afianzado en el carácter solidario que tiene la familia cuando se trata del cuidado y crianza de los hijos pequeños. No cabe la menor duda de que, en la mayoría de los casos, cuando se debe escoger el lugar donde los hijos deben permanecer mientras sus padres trabajan, se piensa en primer lugar en dejarlos al cuidado de un pariente cercano, principalmente los abuelos, los tíos, entre otros. Cuando esto no es posible, por supuesto que se recurre a los centros de cuido u otras opciones, pero es al interior de la familia donde los padres sienten naturalmente mayor seguridad y confianza para dejar a sus hijos mientras acuden a sus lugares de trabajo.
Obviamente existirán siempre argumentos a favor y en contra con relación a si se debe o no recurrir a los familiares para que cuiden a los menores de la casa, sobre todo se objeta el traslado que algunas personas le hacen a los abuelos de esta responsabilidad. Se manifiesta que se suele abusar del tiempo y la disponibilidad de los abuelos en esta tarea; sin embargo, con los límites, cuidados y manejos de expectativas y de responsabilidades de cada quien, los abuelos y otros parientes cercanos continúan siendo la opción preferida y escogida por los padres para dejar a los pequeños mientras ellos trabajan. Definitivamente es en la familia donde se siente más apoyo, seguridad y confianza, y seguirá siendo una opción muy importante cuando los recursos económicos son limitados.
En efecto, al papel de seguridad y confianza, se le agrega el del ahorro de recursos, que es fundamental para familias de pocos ingresos y que enfrentan dificultades en estos tiempos de crisis económica. Una vez más, debemos de decir que, con los límites adecuados para evitar los abusos y el traslado de responsabilidades que no le corresponden a ellos, los abuelos y otros parientes representan un soporte de solidaridad fundamental para el cuidado de los pequeños del hogar.
De igual forma, la familia es un soporte muy relevante cuando se trata del cuidado y la atención de las personas mayores o de un miembro que enfrenta alguna discapacidad. Ante la imposibilidad que tienen los Estados de brindarle atención, apoyo y asistencia a todas las personas adultas mayores o que enfrentan alguna discapacidad, la familia se constituye en el principal aliado social para el cuidado integral de las personas dependientes.
Las personas dependientes no estarán en mejores lugares que junto a sus seres queridos, a las personas que aman y que les aman. El significado de la labor solidaria, afectiva, emocional y material que brindan las familias, es gigantesco, y muchas veces no es apreciado y valorado en su verdadera dimensión. El trabajo que brindan los cuidadores de las personas dependientes en el hogar es de gran relevancia y requiere ser respaldado y comprendido. Es de entrega constante y total, de cuidado permanente, de amor incondicional; pero igual desgasta y absorbe física y emocionalmente, por lo que requiere del apoyo e involucramientos de otros miembros de la familia, así como de la ayuda profesional y de la asistencia de las instituciones estatales pertinentes.
La familia es la instancia socio-cultural más importante. Por sus características y funciones intrínsecas y naturales, juega un papel de solidaridad y apoyo que hace que sea la institución de mayor confianza para los miembros que la componen. El hogar es el más relevante soporte económico en tiempos de crisis financiera y desempleo; es el mayor apoyo para las personas con discapacidad, el lugar de mayor seguridad y confianza para el cuidado, crianza y educación de los hijos menores; y es la principal fuente de soporte emocional y material para las personas mayores.
Esta función significativa e indispensable de la familia, requiere más apoyo y respaldo por parte del Estado. El valor solidario que tiene la familia la ubica como una aliada fundamental en la proyección social del Estado. Por eso es que se constituye en una necesidad impostergable el elaborar políticas públicas que fortalezcan la institución familiar para que continúe desarrollando sus funciones naturales y sociales que posibiliten el bienestar de sus miembros y de la sociedad.
Se requieren familias fuertes, estables, funcionales y sostenibles para que continúen siendo soportes de solidaridad que tanto beneficio proporcionan a todos.
La mayoría de
mujeres que han inspirado e inclusive han sido ganadoras de premios
internacionales tienen en común algo: decidieron dar un paso más allá y
marcaron la diferencia. Todas se han enfrentado a retos fuertes,
discriminación o comentarios machistas; sin embargo, ellas hicieron caso
omiso a eso y avanzaron para alcanzar aquello para lo cual fueron
diseñadas.
Todas y cada una de nosotras nacimos con propósito, hemos sido dotadas de grandiosos talentos y habilidades que nos permiten ser mujeres, hijas, novias, esposas, madres, amigas, profesionales, maestras, consejeras, cocineras y muchos roles más que hacen de nosotras algo realmente especial.
En ocasiones, se ha confundido la verdadera belleza y esta no tiene nada que ver con la talla de ropa que usamos o las marcas exclusivas que buscamos. Lo que realmente importa es aquello que con el pasar del tiempo tiene la capacidad de crecer, para desarrollo personal y bendición de aquellos que están a nuestro lado.
Todas, sin importar la edad, clase social, nivel académico, estado civil o idioma, podemos convertirnos en mujeres que inspiran a otros a luchar por sus sueños, metas y anhelos. Pero para lograr esto las primeras que deben de creer en sí mismas, en su valor, capacidades, potencial y oportunidades somos nosotras mismas, es imposible inspirar a los demás si no estamos orgullosas de lo que somos y de aquello que con mucho esfuerzo hemos logrado.
La mayor conquista que podemos tener no está hacia un hombre, la mejor conquista es aquella que logramos con nosotras mismas cuando vencemos los temores, las dudas, las inseguridades y buscamos quitar aquellas etiquetas que quizás desde niñas nos han colocado. Nacimos para tener éxito, para ser mujeres virtuosas y bendición para los que nos rodean.
Ser una mujer que inspira significa dar pasos en fe y confianza en Dios, a pesar de que muchas veces sintamos temor o dudemos de lograrlo. Cada una de nosotras es responsable de avanzar en la vida, todas tenemos la oportunidad de elegir un futuro mejor. Para lograr esto, debemos pasar la página, dejar el pasado atrás, perdonar y permitir que el amor sane nuestro corazón. Una mujer sana y segura de sí misma puede alcanzar sus sueños y metas.
Como mujeres debemos de romper las barreras que hay delante nuestro, salir de la zona de confort y creer que hemos sido diseñadas para alcanzar el éxito. Es posible convertirse en una persona emprendedora.
Existen diferentes mujeres que inspiran, muchas de ellas desarrollan varios roles a la vez; son mujeres, madres, esposas, profesionales, hijas, amigas, entre muchas cosas más. Ellas luchan por salir adelante al lado de su familia y han entendido que el secreto de triunfar está en hacer grande a los que están a su lado sin renunciar a su individualidad.
Una mujer inspira cuando hace pausas en la vida, crece todos los días, busca a Dios como la base de su fortaleza, decide luchar por aquello que anhela, si cae se levanta y sonríe a pesar de las circunstancias. Todos los días enfrentamos diferentes retos, para lograr superarlos debemos cultivar nuestro interior con todo aquello que nos sostenga en los momentos más fuertes.
Tener claro un proyecto de vida nos permite tener una ruta a seguir, de lo contrario caminaremos al azar y no fuimos creadas para vivir de esta forma. Una mujer que inspira es aquella que sabe muy bien dónde está, a hacia dónde se dirige y qué decisiones debe de tomar para llegar ahí.
Quiero compartir algunos consejos para seguir cultivando el ser una mujer que inspira a quienes tiene a su lado:
Cada una de nosotras puede convertirse en alguien que inspire a los demás, solo tenemos que descubrir nuestros propios tesoros y así ayudar a que otros también lo hagan. Alcanzamos plenitud cuando hacemos crecer a quienes están a nuestro lado.
"El mejor maestro es el que sugiere en lugar de imponer, e inspira a sus oyentes con el deseo de aprender"
Todas y cada una de nosotras nacimos con propósito, hemos sido dotadas de grandiosos talentos y habilidades que nos permiten ser mujeres, hijas, novias, esposas, madres, amigas, profesionales, maestras, consejeras, cocineras y muchos roles más que hacen de nosotras algo realmente especial.
En ocasiones, se ha confundido la verdadera belleza y esta no tiene nada que ver con la talla de ropa que usamos o las marcas exclusivas que buscamos. Lo que realmente importa es aquello que con el pasar del tiempo tiene la capacidad de crecer, para desarrollo personal y bendición de aquellos que están a nuestro lado.
Todas, sin importar la edad, clase social, nivel académico, estado civil o idioma, podemos convertirnos en mujeres que inspiran a otros a luchar por sus sueños, metas y anhelos. Pero para lograr esto las primeras que deben de creer en sí mismas, en su valor, capacidades, potencial y oportunidades somos nosotras mismas, es imposible inspirar a los demás si no estamos orgullosas de lo que somos y de aquello que con mucho esfuerzo hemos logrado.
La mayor conquista que podemos tener no está hacia un hombre, la mejor conquista es aquella que logramos con nosotras mismas cuando vencemos los temores, las dudas, las inseguridades y buscamos quitar aquellas etiquetas que quizás desde niñas nos han colocado. Nacimos para tener éxito, para ser mujeres virtuosas y bendición para los que nos rodean.
Ser una mujer que inspira significa dar pasos en fe y confianza en Dios, a pesar de que muchas veces sintamos temor o dudemos de lograrlo. Cada una de nosotras es responsable de avanzar en la vida, todas tenemos la oportunidad de elegir un futuro mejor. Para lograr esto, debemos pasar la página, dejar el pasado atrás, perdonar y permitir que el amor sane nuestro corazón. Una mujer sana y segura de sí misma puede alcanzar sus sueños y metas.
Como mujeres debemos de romper las barreras que hay delante nuestro, salir de la zona de confort y creer que hemos sido diseñadas para alcanzar el éxito. Es posible convertirse en una persona emprendedora.
Existen diferentes mujeres que inspiran, muchas de ellas desarrollan varios roles a la vez; son mujeres, madres, esposas, profesionales, hijas, amigas, entre muchas cosas más. Ellas luchan por salir adelante al lado de su familia y han entendido que el secreto de triunfar está en hacer grande a los que están a su lado sin renunciar a su individualidad.
Una mujer inspira cuando hace pausas en la vida, crece todos los días, busca a Dios como la base de su fortaleza, decide luchar por aquello que anhela, si cae se levanta y sonríe a pesar de las circunstancias. Todos los días enfrentamos diferentes retos, para lograr superarlos debemos cultivar nuestro interior con todo aquello que nos sostenga en los momentos más fuertes.
Tener claro un proyecto de vida nos permite tener una ruta a seguir, de lo contrario caminaremos al azar y no fuimos creadas para vivir de esta forma. Una mujer que inspira es aquella que sabe muy bien dónde está, a hacia dónde se dirige y qué decisiones debe de tomar para llegar ahí.
Quiero compartir algunos consejos para seguir cultivando el ser una mujer que inspira a quienes tiene a su lado:
- Se apasionada por lo que hace:
cada una de nosotras tiene un diseño único y original de parte de Dios.
Cuando lo descubrimos vamos a emprender cosas que podemos hacer de
forma natural, sin mucho esfuerzo y que nos salen bien. Esto nos va a
llevar a disfrutar al máximo lo que hacemos. Cuando los demás lo noten
podemos inspirarles para que ellos también lo descubran y vayan tras sus
metas.
- Sea buena administradora de los recursos que tiene:
además del diseño original que Dios nos dio, también ha colocado en
nuestras manos diferentes recursos que debemos multiplicar tanto para
beneficio personal como para ayudar a quienes están a nuestro lado.
- Todo lo que haga, hágalo con amor:
de nada sirve desgastarse por algo sino lo estamos haciendo con la
intención correcta. Nuestra familia, amigos o compañeros van a
identificar el por qué actuamos así. La mayor fuente de inspiración es
el amor: amar a Dios, amarnos a nosotros mismos y amar a los demás.
- Supere las barreras: todas
tenemos temores que quizás han sido infundidos por diferentes razones,
sin embargo, debemos de cultivar nuestra seguridad con base a lo que
Dios ha dicho de nosotras. Esto nos permitirá superar todo obstáculo que
se quiera presentar.
- Tenga una actitud positiva: No siempre las cosas salen como queremos o como lo hemos planeado; sin embargo, siempre debemos de cultivar la esperanza y el optimismo de que las cosas irán mejor. Tenga una sonrisa y una palabra de ánimo para quienes están a su lado, todos necesitamos un abrazo, una palabra de afirmación y buenos deseos.
Cada una de nosotras puede convertirse en alguien que inspire a los demás, solo tenemos que descubrir nuestros propios tesoros y así ayudar a que otros también lo hagan. Alcanzamos plenitud cuando hacemos crecer a quienes están a nuestro lado.
"El mejor maestro es el que sugiere en lugar de imponer, e inspira a sus oyentes con el deseo de aprender"
Edward G. Bulwer-Lytton
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