La desaparición de un ser querido incrementa
sensiblemente el riesgo de trastornos del ritmo cardíaco durante el año
siguiente al fallecimiento, según un estudio publicado este miércoles.
En el pasado, una serie de estudios habían demostrado que el riesgo de
ataque cardíaco o accidente vascular cerebral (AVC) aumentaba durante
las semanas siguientes a la muerte de un allegado.
Sin embargo, hasta la fecha no se había demostrado un vínculo con la
fibrilación auricular, un trastorno del ritmo cardíaco relativamente
frecuente y que aumenta con la edad.
En un estudio
publicado en la revista médica Open Heart, que depende del British
Medical Journal (BMJ), los investigadores demostraron que el riesgo de
fibrilación auricular alcanzaba un máximo en los deudos de menos de 60
años y cuando el fallecimiento es inesperado.
Al
estudiar los casos de 88.000 personas que padecían esta patología entre
1995 y 2014, y compararlos con un grupo testigo de personas en buena
salud, los investigadores descubrieron que el riesgo de arritmia
cardíaca era superior en un 41% para aquellos que perdieron a un ser
querido, en comparación con los que no padecieron ese hecho.
Según el estudio, el riesgo es máximo entre 8 a 15 días después del
fallecimiento del allegado y luego disminuye progresivamente para
alcanzar el de las personas no enlutadas al cabo de un año.
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