
Guioteca.
¿Eres de aquello que suele acumular cosas innecesarias y/o buscar excusas para no ordenar? Si tu entorno te pide a gritos que hagas algo con el caos que te circunda, este artículo es para ti.
Ya sea que seamos unos obsesivos del orden o unos desordenados empedernidos, todos necesitamos -en algún momento- acomodar algún espacio físico y/o organizarlo de manera distinta.
El acto de ordenar no sólo nos presenta beneficios prácticos (mayor organización, facilidad de acceso a lo que necesitamos, mejor estética, mayor limpieza, etc.); sino, además, muchísimos beneficios psicológicos que a veces desconocemos.
Expertos mencionan que los principales beneficios psicológicos de vivir en un entorno ordenado son:
- Menores cuotas de ansiedad. Serenidad. Te permite suprimir elementos innecesarios de tu mente.
- Mayor capacidad de concentración.
- Mayor aprovechamiento del tiempo. Efectividad.
- Mayor sensación de control.
- Mayor positivismo y cualidades positivas asociadas (como por ejemplo, generosidad y felicidad).
- Mayor capacidad de organización.
Aquí te presentamos algunos consejos que te ayudarán a llevar a cabo la tarea de ordenar de manera más fácil.
- Aborda el orden desde una mirada positiva. Intenta no abrumarte y recuerda que la meta es positiva y te traerá muchos beneficios.
- Si el caos es generalizado y difícil de abordar, empieza ordenando áreas pequeñas. Al terminar una, pasas a la siguiente y así sucesivamente.
- Examina cada cosa de acuerdo a la felicidad que te generen. Mantén los artículo que te irradien alegría y no conserves los que no tengan un significado, no te gusten ni te interesen o estén rotos.
- ¡Ayúdate! Acompáñate de alguien con quien conversar o de una música de tu agrado para hacer la tarea más amena o realiza una lista que te permita tener claro tus objetivos.
- Si te falta tiempo, lleva a cabo pequeñas acciones que no toman mucho tiempo y aportan al orden. Por ejemplo: archivar los documentos que necesitas de fácil acceso, cuelga tu ropa apenas te la quiten y/o déjala directamente en la ropa sucia en vez de el suelo o la cama. Crea rutinas para mantener el orden.
- Cambia tu forma de pensar respecto de las cosas que ingresen a tu espacio. Si algo nuevo ingresa, algo viejo debe salir. Así, te aseguras de no ir acumulando cosas innecesarias.
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