Por: Donizetti Barrios.
No se trata de una valija física, sino de una maleta inmaterial, mental, la cual contiene todo el conocimiento que hemos acumulado y todas las experiencias que hemos vivido, buenas y malas.
Cuanto más liviano sea el equipaje más rápido y cómodo podrá ser el viaje, pero claro, le agregamos peso por cuanto entendemos que cargamos con cosas que nos van a ser útiles.
No obstante es preciso que hagamos una parada, abramos nuestra valija mental y decidamos que todas aquellas cosas que no sean imprescindibles de ninguna manera deberán ir con nosotros.
¿Qué deberías sacar de tu equipaje? El apóstol Pedro nos aconseja que abandonemos toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia. Y que en lugar de eso nos llenemos de la Palabra de Dios.
Posiblemente debas sacar también el pesimismo, el temor, la rabia, la falta de perdón, la pereza, la falta de entusiasmo, la impaciencia, los pensamientos inmorales, la falta de oración, la tacañería, la ansiedad y otros males.
Por ello es necesario que te sinceres y decidas no arrastrar durante todo este año con esa basura.
Toma acción hoy mismo.
Decide que este año no lo vas a malgastar, y sino pregúntale a un estudiante que ha fallado en un examen final.
Decide que este mes no lo vas a malgastar, y sino pregúntale a una madre que ha dado a luz a un bebé prematuro.
Decide que esta semana no la vas a malgastar, y sino pregúntale al editor de un semanario.
Decide que esta hora no la vas a malgastar, y sino pregúntale a los novios que esperan para verse.
Decide que este minuto no lo vas a malgastar, y sino pregúntale a la persona que ha perdido el tren o el avión.
Decide que este segundo no lo vas a malgastar, y sino pregúntale a la persona que ha sobrevivido a un accidente.
Decide que esta milésima de segundo no la vas a malgastar, y sino pregúntale a la persona que ha ganado medalla de plata en las olimpiadas.
Tu destino se está construyendo ya mismo, así es que, ya mismo, aligera tu equipaje.
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