22/12/2015
"No hay árbol de Navidad en mi casa (...) ni lugar para la alegría",
lamenta este hombre de 65 años que vive solo desde que envió a su
familia a una localidad cercana.
Sadad, situada a 60 km de Homs (centro), se encuentra actualmente bajo el control del ejército pero el EI está a 15 km.
Antes del comienzo de la guerra en 2011, vivían 12.000 personas en esta
localidad, en su mayoría siríacos ortodoxos y católicos. Hoy está casi
vacía. La población huyó por miedo a convertirse en la próxima víctima
de los yihadistas que se apoderaron de la ciudad vecina de Mahin hace
unos días.
En vez de adornos navideños y del trineo de Papá Noel se ven militares uniformados y blindados.
"Tememos que se repita lo ocurrido con la invasión de nuestro pueblo
por el Frente Al Nosra (brazo armado sirio de Al Qaida) en 2013, aunque
esta vez con Dáesh", acrónimo árabe del EI, reconoce el alcalde Suleiman
Jalil.
Y es que desde octubre de
2013 Sadad cambió de manos varias veces entre los rebeldes y las
fuerzas prorrégimen, que se acabaron imponiendo. Un centenar de civiles
murieron en los combates.
La
localidad cuenta con nueve iglesias, algunas de ellas muy antiguas. Sólo
tres siguen abiertas, como la Teodoro, donde unas mujeres oyen misa en
siríaco.
"¿Cómo me iba a ir
cuando mi hijo está en el frente para defenderme y para defender la
aldea?", se pregunta Shams Abud, un ama de casa de 62 años.
De la fachada de la iglesia cuelga una enorme pancarta con retratos de
unos sesenta "mártires de Sadad", entre ellos varias ancianas.
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