Los apartamentos de un nuevo edificio de Manhattan
tienen pequeños balcones, techos altos, lavaplatos y espacio de
almacenaje. Todo en 33 metros cuadrados (360 pies cuadrados) o menos.
El edificio, llamado Carmel Place, ofrece un estilo de vida micro en la
ciudad más grande del mundo. Se trata del primer experimento de la
ciudad en varias décadas con la construcción de residencias diminutas, y
los neoyorquinos podrían encontrarse con más en el futuro.
Las autoridades de planificación urbanística proponen poner fin a un
límite establecido hace 30 años sobre lo pequeños que pueden ser los
apartamentos, abriendo la puerta a que se habiliten más de estos
pequeños pisos.
Sus defensores los ven como
adaptaciones asequibles para una creciente población de personas
solteras. Los críticos temen que supongan un regreso a los antiguos
edificios neoyorquinos y cuestionan que menos espacio se traduzca de
verdad en un coste menor.
En Carmel Place, el lema es que poco puede ser suficiente.
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